El mundo está lleno de religiones, cada una con sus propias creencias y prácticas. Algunas tienen miles de años de antigüedad, mientras que otras acaban de empezar a ganar popularidad en los últimos tiempos. Cada religión tiene sus propios rituales, textos sagrados y líderes, al igual que la industria de la aviación tiene su propio conjunto de normas y reglamentos que deben seguirse para mantener la seguridad en todo momento. Pero, ¿y si miráramos más allá de estas diferencias? ¿Y si pudiéramos encontrar un punto en común entre estos sistemas aparentemente dispares? Estoy aquí para decirles que hay uno: tanto la religión como la aviación comparten una estructura similar basada en precedentes y estructuras para que funcionen correctamente. Me explico…
La religión es como un avión complejo. Tiene muchas partes, pero todas funcionan juntas para llevarte a tu destino. La religión no es el destino; es el viaje que te lleva hasta allí.
Cada religión tiene un plan de vuelo diferente, pero el destino es el mismo.
El plan de vuelo es una metáfora de la propia religión. El objetivo de cada religión es llevarte al Cielo, pero todas tienen formas diferentes de llegar allí. Cada religión tiene su propio plan de vuelo, y cada uno debe elegir uno.
El destino es el mismo, independientemente de la ruta que elijas: ¡el Cielo!
Hay más de una manera de pilotar un avión, pero sólo un resultado que crea un vuelo exitoso.
El avión es una metáfora de la religión, porque puede abordarse de muchas maneras, pero el objetivo es siempre el mismo. Si comprendes esta dinámica, podrás mejorar tu experiencia espiritual utilizando un enfoque diferente con cada persona con la que te encuentres.
Este concepto se aplica tanto a los aviones comerciales como a los privados: Hay muchos enfoques diferentes para pilotar un avión, pero el objetivo es el mismo: llegar a tu destino. Este concepto también se aplica en casa o en el trabajo: La forma de enfocar nuestro trabajo puede diferir de una persona a otra o de una empresa a otra, pero cada uno tiene su propio destino al que intenta llegar (o cobrar). Un avión no vuela si no está bien mantenido; Un piloto debe estar bien entrenado antes de poder volar; Y así sucesivamente…
Los pilotos reciben una formación exhaustiva antes de estar preparados para despegar.
Los pilotos reciben una formación exhaustiva antes de estar listos para despegar. Pasan horas en simuladores de vuelo, aprendiendo a dirigir el avión y a manejar emergencias. También se forman con otros pilotos y con su compañía aérea, así como con la Administración Federal de Aviación (FAA).
Además de estas fuentes formales de educación y práctica, la comunidad de pilotos cuenta con una estructura informal que apoya el proceso de aprendizaje mediante la tutoría y la participación comunitaria. El conocimiento compartido que se obtiene de este proceso es lo que permite a un piloto individual comprender plenamente su papel como miembro contribuyente de su equipo, así como de nuestra red colectiva de profesionales de la aviación.
Las lecciones de la aviación son pertinentes no sólo para quienes pilotan aviones, sino también para quienes desean aprender a afrontar los retos de la vida con habilidad y confianza:
Cada religión tiene sus propios textos sagrados y rituales que ayudan a los practicantes a aprender a volar y llegar a su destino.
Cada religión tiene sus propios textos sagrados y rituales que ayudan a los practicantes a aprender a volar y llegar a su destino. El texto sagrado más importante del cristianismo es la Biblia, que ofrece una descripción detallada de cómo llegar del punto A al punto B en el cielo.
También hay un ritual importante que realizan todos los cristianos el Domingo de Pascua de cada año: comen conejitos de chocolate. Esta práctica les ayuda a desarrollar su técnica para volar por el aire con gracia y velocidad, de modo que puedan alcanzar rápidamente el cielo después de la muerte.
En el judaísmo, el texto más importante se llama Torá, porque nos enseña a volar como los pájaros utilizando sólo la mente (esto era antes de que se inventaran los aviones). Hay muchos otros textos, pero ninguno tan importante como éste; si alguien te pregunta por otro, dile que no es tan bueno ni tan significativo como éste.
Hay muchos pasajeros a bordo de cada avión, pero todos comparten el mismo objetivo de llegar a su salida final.
Como piloto de líneas aéreas, he volado aviones desde que era niño. Cuando empecé, siempre me preguntaba qué estaría pensando la gente al subir al avión. ¿Por qué iban al mismo destino que yo? ¿Qué tenían en común conmigo? ¿Teníamos todos la misma razón para estar en ese avión? Tras incontables horas sentado en mi cabina pensando en estas preguntas y observando a los pasajeros que embarcaban en vuelos por todo el mundo, hay algunos temas generales que me llaman la atención:
- Cada uno tiene sus propias razones para estar a bordo – Algunos pasajeros pueden estar viajando por razones de negocios, mientras que otros pueden estar buscando consuelo en sus vidas personales. Incluso puede que algunos sólo busquen una nueva aventura o experiencia en el extranjero. La cuestión es que cada uno tiene su propia razón para estar allí, aunque no parezca evidente a primera vista;
- Todos compartimos un objetivo: llegar a nuestro destino final sanos y salvos;
- Mientras que algunos pasajeros pagan grandes sumas de dinero para viajar en primera clase en las rutas más largas (¡y a veces incluso fletan aviones privados!), otros optan por opciones más baratas, como los asientos en clase turista o las aerolíneas de bajo coste, para poder ahorrar dinero sin dejar de llegar sanos y salvos a nuestros destinos finales;
Los pilotos afrontan las turbulencias haciendo pequeños ajustes y confiando en que el avión saldrá sano y salvo por el otro lado.
Los pilotos utilizan sus instrumentos para controlar el rendimiento de la aeronave, lo que incluye los controles de vuelo, el funcionamiento del motor y el consumo de combustible. Se basan en los instrumentos de la aeronave y en su propia experiencia para realizar ajustes en vuelo cuando es necesario. Cuando se encuentran con turbulencias, confían en que el avión saldrá sano y salvo por el otro lado.
Los pilotos deben confiar en sus instrumentos y en su experiencia si quieren volar con seguridad. Por ejemplo:
- Un controlador aéreo puede preguntarle qué hora es en su ubicación (hora). Usted mira su reloj o teléfono en busca de una respuesta (instrumento).
- Si no hubiera instrumentos en un avión, ¿cómo sabrías a qué altura se encuentra? ¿En qué dirección volaba? ¿A qué velocidad iba? ¿Hay alguna pieza rota o que falte en el avión (instrumentos)?
Al igual que la religión, la aviación tiene una estructura y unos precedentes que pueden guiarte hacia tus objetivos si los sigues con atención.
La conclusión es que tanto la aviación como la religión tienen estructuras y precedentes que pueden guiarte hacia tus objetivos si los sigues de cerca. En el caso de la aviación, estos incluyen:
- Conocer los pasos básicos antes de iniciar un vuelo.
- Obtener ayuda cuando sea necesario
- Llevar un registro de los documentos importantes, como los planes de vuelo y las cartas de navegación.
La analogía de la aviación con la religión tiene muchas ventajas. Nos ayuda a comprender la estructura y el propósito de nuestras creencias, así como el modo en que trabajan juntas para crear un viaje fructífero. La aviación es también un medio accesible para que personas de todos los orígenes (o sin antecedentes) conozcan la espiritualidad religiosa sin que se sientan extraños o intrusos en las creencias de otros.