Tenía pensado por adelantado, la visita a la ciudad de Bertangles, en el Flandes francés. Ciudad que está situada a 12 km de Amiens.
Como aviador, era una cita obligada, prácticamente de honor, en esa pequeña villa de menos de 800 pobladores, sobre un campo sembrado de remolachas, cayó el colorado avión Fokker Dr. I (triplano) del mítico aviador alemán, el Rittmeister Manfred Freiherr von Richthofen, el llamado Barón Colorado. El 21 de abril de 1918 fue la fecha de su última misión de combate. Dejaba el cielo en llamas de la Primera Enorme Guerra, para transformarse en una historia de historia legendaria de la aviación de combate.
Carlos Meyer Baldó, de aviador a principal creador
De regreso a Venezuela, comienza a destacar una Aviación, según historiadores “por la llegada de la misión alemana” , a la que nuestro Meyer era asesor. Consigue recibir reconocimiento por su trayectoria militar, recibiendo título como Subinspector y también Instructor Adjunto de la Aviación, todo lo mencionado en 1931. Diríase que tenía relación con Florencio Gómez Núñez, que en 1920 había sido de los creadores del cuerpo aéreo del ‘ Ejército venezolano. Este fue quien conversó con su padre, Juan Vicente Gómez, a fin de que admitiera la petición de Carlos Meyer Baldó a reanudar su sendero como aviador, y gracias a su trayectoria fue aprobado, con ciertas necesidades particulares, donante -le los cargos de subinspector, instructor y teniente.
“Barón, tu triste misión no apagó tu gloria”
Pocos son los competidores de guerras que son por unanimidad reconocidos como héroes.
La situacion más importante de la Primera Guerra Mundial es el de Manfred von Richthofen, mucho más popular como el Barón Colorado. Este personaje es quizás el conduzco de combate mucho más popular de siempre, cuya popularidad prosigue impresionando en la actualidad. Asimismo es verdad que el romanticismo y las leyendas dieron a la figura del célebre conduzco una pátina prácticamente mítica de la que ya es inseparable.
En la era de la aviación, con los primeros diseños y usos militares de los recientes artefactos, los primeros pilotos de combate llegaron a lograr una popularidad e inclusive una veneración afín a la de los ídolos mitológicos. No obstante, las condiciones de vida de estos pilotos no eran exactamente convenientes, puesto que la mortalidad era altísima y la media de vida estremecedoramente corto. Por esta razón, la consigna mucho más popularizada en este ambiente era “vuela veloz y muere rápidamente”. Lo habitual era que los pilotos fuesen personas jóvenes, que recibían un corto adiestramiento y precisaban enseñar capacidad maniobra con unos aeroplanos mucho más bien pausados. La capacitación de la aviación militar alemana fue la que mejor proveyó de entrenamiento básico a sus pilotos, lo que tuvo efectos evidentes en los éxitos del combate aéreo.
Esta obra no se restringe a narrar en viñetas la trayectoria de Richthofen, sino asimismo se tienen dentro mapas, diagramas de desarrollos especialistas, gráficos explicativos de maniobras de combate aéreo o tablas con principios a proseguir por los pilotos en confrontar al enemigo.
Cubierta
De tamaño sólido (15 x 23 cm) y con una atractiva cubierta, resulta muy simple de leer por la correcta configuración de las páginas, con escasas viñetas y contenidos escritos bien condensados. Encuadernado en rústica y también impreso en un papel de muy excelente calidad que aguanta de manera perfecta las tintas del color, su lectura es muy cómoda.