aviacion española en la guerra de ifni

Todavía hay en Marbella enormes que recuerdan de qué manera se llenó hasta los encuentres la Iglesia de la Encarnación con ocasión del funeral del conduzco militar Adolfo Lima de Zea en la primavera de 1957. El trágico incidente en el que murió este marbellense tan popular en el pueblo, no fue entre los primeros de Marbella en pilotar un avión, pasó los meses anteriores al estallido de la olvidada Guerra de Ifni y compone el elemento clave de este segundo informe destinado a ese enfrentamiento poco popular de nuestro pasado reciente.

Adolfo Lima de Zea era hijo y nieto de 2 de los médicos mucho más reconocidos de Marbella: su abuelo Félix de Zea y su padre Adolfo Lima Chacón, los dos con calle dedicada al ayuntamiento, como lamentablemente él asimismo tendría. “Desde pequeñísimo mi tío Adolfo deseó ser conduzco, la aviación le agradó desde pequeño”, enseña el sobrino el médico Juan Luís Lima. La pasión por la aeronáutica es al lado del ansia de ser militar, en parte por el hecho de que su mejor amigo, Vicente Martínez, era hijo del oficial-jefe del Campamento Benítez.

Buen conduzco y increíble persona

Muro, aviador por vocación, es ingrediente de la primera promoción del Ejército del Aire; el 7 de julio de 1945 viste el traje de caballero cadete y tres años después, en el mes de julio de 1948, sube a alférez y el 15 de julio de 1950, tras las horas de vuelo hacia la histórica Bucker, luce en la bocamanga ámbas estrellas de teniente conduzco. Su primer destino fue en el primer regimiento de Aviación en Alcalá de Henares y, más tarde, en los trabajos de capitán y comandante estuvo designado en el decimotercer regimiento de Aviación en Albacete, y entre 1954 y 1957, en el ala 35 de transporte en Getafe (La capital de españa), y después en el ala 37, en Albacete. Con ocasión de los asaltos a los territorios del África Occidental de españa, el entonces capitán José Pascual Muro recibiría su primer bautismo de fuego con esos aeroplanos, popularmente populares como Pedros. Transcrito de su hoja de servicio consta que el 23 de diciembre despega con misión de ametrallamiento sobre el enemigo, al día después, 24 de diciembre, en misión de ametrallamiento y bombardeo sobre las situaciones del enemigo, en las metas del que duró el vuelo 2 horas y treinta minutos.

A lo largo de todo el mes de diciembre efectuó 12 vuelos, con una duración total de 29 horas y diez minutos. Todas y cada una estas horas en misión de guerra. En todas y cada una estas metas fue dando cobertura a las entidades del Ejército de Tierra. Desde enero de 1958 a junio del mismo año en el que de manera oficial concluyen las operaciones en el territorio de Ifni y Sahara, el entonces capitán José Pascual Muro, en los diferentes vuelos en acción de guerra, había volado 158/7 horas y 35 minutos.

aviones

De las muchas virtudes de este aviador ilustre se puede destacar que el el día de hoy teniente coronel José Pascual Muro es un hombre simple, campesino, de una enorme humildad, que le hace acreedor de la oración de un beato: “una onza de humildad vale y explota mucho más que mil libras de honores”. Curtido en su historia profesional como conduzco, en especial en las operaciones de guerra, donde frecuentemente volando a bajísima altura para cumplir las metas encomendadas, jugándose su historia, él y sus compañeros hicieron viable el éxito de las columnas del Ejército de Tierra. El valor que debieron abonar fue carísimo: diez muertes en acción de guerra y las condecoraciones que consiguieron fueron: cinco cruces de guerra y sesenta cruces en el mérito militar. Los aviadores de ayer y los de el día de hoy tienen la posibilidad de estar orgullosos, y de esta manera lo aclaraba fabulosamente un semanario: “hay un sentimiento de verídica admiración y sincero reconocimiento hacia nuestra aviación. Ellos son dignos herederos de nuestra estirpe y con los mucho más altos valores espirituales. Todas y cada una de las armas y servicios del Ejército de Tierra desean expresar, adjuntado con la población civil, públicamente el testimonio de nuestra total y absoluta adhesión a los gloriosos aviadores del Ejército del Aire, por su muy, muy brillante actuación y increíble heroísmo y valentía a los viejos Junkers y Pedros” (Semanario AOE, 5 diciembre 1957).

Todoterreno Jeep Willys

El Jeep Willys fue indudablemente el vehículo no blindado mucho más icónico de la Segunda Guerra Mundial. Se generaron una cantidad enorme de entidades a lo largo del enfrentamiento, y fue exportado a prácticamente todos los países de todo el mundo tras la guerra. A España llegaron merced a los pactos con USA. Estos todoterrenos fueron mandados al Sáhara, donde indudablemente brindaron un servicio muy satisfactorio y eran muy valorados por la tropa. El problema de su empleo fue que los guerrilleros marroquíes asimismo usaron este tipo de vehículo, con lo que el ejército español debió colorear en el capó de los Jeeps propios la cruz de San Andrés; a fin de que la aviación no disparase a columnas amigas. Como es natural, los jeep apresados en el enemigo eran reutilizados por las autoridades españolas. Estuvieron en servicio a lo largo de un buen tiempo.

Peso: 1 Tm

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