Los árabes anhelaban vengarse de Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967. El presidente de Egipto Anuar el-Sadat y el presidente de Siria Hafez el Asad comenzaron a planear el ataque en el momento en que Israel va negar una oferta de paz iniciativa por Sadat en lugar de la retirada de Israel de los territorios ocupados tras la Guerra de los Seis Días. Esta novedosa guerra tenía un fin preciso: con el apoyo de elementos bélicos (de equipamiento y de soldados) de otras naciones árabes, Egipto y Siria deseaban forzar a los israelíes a admitir este cambio de territorios para hallar a cambio una paz determinante (determinante ?).
El enfrentamiento árabe-israelí ingresaba en una exclusiva etapa de combates. La primera guerra había sido la Guerra de la Independencia de Israel, ocurrida en 1948 solamente declarada la independencia de Israel una vez que la ONU declarase la conformación del Estado de Israel. Israel ganó esta guerra y pasó a ocupar las zonas del Neguev y Galilea; en el final de la guerra, las líneas del prominente al fuego se cambiaron en las fronteras de Israel. El segundo enfrentamiento se desató en 1956 en el momento en que Gamal Abdel Nasser, entonces presidente de Egipto, escoge nacionalizar el canal de Suez; esta vez, Israel participa del enfrentamiento en el que intervenían Enorme Bretaña y Francia. El tercer combate fue la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Israel consigue una victoria resonante y ocupa Cisjordania, la franja de Gaza, el Sinaí y el Golán.
El ataque empezó a las ocho y media de la mañana del cinco de junio de 1967, hora de El Cairo. 40 aeroplanos de la fuerza aérea israelí atacaron, a 4 por propósito, diez bases de la fuerza aérea egipcia. La hora había sido asombrosamente bien escogida: los pilotos israelíes habían tenido la oportunidad de reposar extensamente la noche previo, algo irrealizable en caso del tradicional ataque al amanecer, los pilotos egipcios estaban lejos de sus aeroplanos, desayunando tras su primer ejercicio de alarma del día, los altos oficiales egipcios estaban de sendero a sus áreas de trabajo o puestos de mando, la niebla matinal sobre el delta del Nilo se disipaba a esa hora, y una bonita luz popularizada llenaba todo el ámbito y mostraba los datos del lote con nitidez.
Los aeroplanos israelíes bombardearon las pistas con bombas particulares de fabricación francesa que abrían cráteres de múltiples metros de diámetro, brindaron múltiples pases ametrallando y se retiraron. Tenían unos 20 minutos de sendero hasta sus bases, donde eran de forma rápida reabastecidos y volvían sobre sus propósitos, en conjunto una hora precisamente por avión y ataque, todo incluido. La fuerza aérea israelí multiplicó de esta manera virtualmente de tal forma sus aparatos que aplastó verdaderamente por fuerza aérea egipcia.